Cada año tiene su afán, aunque este 2020 en particular ha “iniciado”, cargado de incertidumbres, de nuevos escenarios y nuevos desafíos. La crisis sanitaria por la que atravesamos a tientas, nos exige, desde el punto de vista educativo, pensar en soluciones a distancia que permitan dar continuidad, a pesar de las dificultades, a la educación de nuestros estudiantes.

A lo anterior se agrega  la entrada en vigencia del decreto de evaluación N° 67/2018, que entre otras cosas, promueve una mayor transparencia de los criterios mediante los cuales se evalúa el aprendizaje. Por ende, ya sea debido a la pandemia o a las nuevas exigencias ministeriales, se está haciendo necesario profundizar en la transparencia de la evaluación, pues si en la modalidad presencial necesitábamos instrumentos de evaluación claros, precisos y transparentes, a distancia esta necesidad se acentúa. 

En este escenario y debido a su transparencia, uno de los instrumentos preferidos es la rúbrica. Este instrumento, a diferencia de otros más estructurados y menos descriptivos, permite evaluar desempeños de los estudiantes, los cuales deben describirse de modo comprensible para cualquier usuario, ya sea directo o indirecto (apoderado, coordinador académico, etc.).

No obstante, la transparencia es precisamente el punto que implica una mayor complejidad en su construcción, ya que encontramos frecuentemente en los descriptores calificativos como “se expresa con claridad”, adverbios como “presenta algunos de los conceptos solicitados” o verbos como “comprende la relación entre X e Y”, instalando ambigüedades y en consecuencia incomprensión de los usuarios: ¿Qué se entiende por “claridad”? ¿Cuántos son “algunos”? ¿Qué indicios van a dar cuenta que el estudiante “comprende”?

Ante estas clásicas dificultades, te proponemos 3 orientaciones para la elaboración de rúbricas que se deberían dar de manera consecutiva y complementaria:

En síntesis, si resguardamos que la rúbrica sea coherente con el objetivo, si utilizamos una gradualidad que sea precisa y clara (sin ambigüedades) y si evaluamos  nuestro instrumento, no solo cumpliremos con las orientaciones del decreto 67/2018, sino que también pondremos a disposición de los estudiantes y apoderados, un instrumento transparente y que efectivamente nos sirva para hacer progresar aprendizajes.

Para saber más:

Rubistar, sitio para descargar y crear rúbricas online.

Teach-nology, ofrece un : Ofrece un banco de 500 rúbricas para imprimir y modificar en línea. Herramienta gratuita (seleccionar opción de traducir en caso de que se requiera).

iRubric: Potente herramienta para el diseño de rúbricas en línea. Es gratuita y de fácil manejo (seleccionar opción de traducir en caso de que se requiera).

Bibliografía:

Gatica-Lara y Uribarren-Berrueta (2013). ¿Cómo elaborar una rúbrica? Extraído desde:  http://riem.facmed.unam.mx/sites/all/archivos/V2Num01/10_PEM_GATICA.PDF

Anderson, L. & Krathwohl, D. (2001). A taxonomy for learning, teaching, and assessing: A revision of Bloom’s Taxonomy of Educational Objectives (Complete edition). New York: Longman.

Matínez, F. (2012). La evaluación formativa del aprendizaje en el aula en la bibliografía en inglés y francés. Extraído desde: http://www.scielo.org.mx/pdf/rmie/v17n54/v17n54a8.pdf

MINEDUC. (2017). Política para el fortalecimiento de la evaluación en aula. Extraído de: https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-89337_archivo_01.pdf Tobón, S. (2013). Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación (4ta. Ed.). Bogotá: ECOE.

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