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Ser docente en tiempos de COVID-19

Es evidente que la situación que vivimos hoy es compleja y nos obliga a realizar acciones muy diferentes a las acostumbradas. Cambiamos las salas de clases por nuestras habitaciones, comedores, cocinas o cualquier otro espacio donde se pueda encontrar la mínima tranquilidad necesaria para comunicarnos profesionalmente. 

La situación global pone a prueba nuestra capacidad de formar personas y llevan al límite nuestras habilidades. Requerimos construir conocimiento y trabajar con los estudiantes en nuevas dinámicas profesor-alumno, que son en realidad más nuevas para nosotros (los docentes) que para ellos (los estudiantes), acostumbrados a desenvolverse en un medio digital sostenido gracias a internet (Sanabria & Romero, 2018).  

Esta nueva forma de vivir la realidad, volcando nuestros esfuerzos en la virtualidad, genera una serie de cuestionamientos: ¿Debemos los docentes adaptarnos a este nuevo tipo de enseñanza digital? ¿Deben los estudiantes disminuir su digitalización para estar al nivel de sus profesores? ¿Se sostienen los tradicionales medios de enseñanza en esta nueva época? ¿Puedo realizar una clase expositiva por internet? ¿Cómo hago un trabajo en grupo por internet? Y por supuesto, la pregunta que produce desvelo en los colegas de educación física: ¿Cómo evalúo el test de naveta por internet?  

Responder a los cuestionamientos que se nos plantean ante esta situación nos lleva necesariamente a reconfigurar nuestro rol docente, desamarrar las ataduras  de la enseñanza tradicional y embarcarse en el navío de las nuevas habilidades, las habilidades docentes para el siglo XXI.

Para lograr este propósito, Espinoza, Tinoco y Sánchez (2017) establecen 3 criterios:

Creatividad e innovaciónPensamiento crítico y resolución de problemasAcceso y gestión de la información
Capacidad del docente para enfrentar los nuevos desafíos que se le presentan, entendiendo que el error es parte intrínseca de la creación de nuevas herramientas y acciones dentro del aula.Capacidad del docente para analizar y evaluar críticamente la nueva información que incorporará a la práctica pedagógica.Capacidad del docente para buscar y obtener nueva información por medio de herramientas tecnológicas.

La necesidad de ejecución de estas competencias se aceleró vertiginosamente a partir del COVID-19: de ellas depende que podamos llevar a cabo un proceso educativo eficiente y eficaz en el entorno digital. Para ello, te recomendamos:

1. Organiza de manera efectiva tu tiempo

Trabaja diariamente en función de metas claras y específicas, no sólo en función del tiempo para cumplir un horario. Esto te permitirá sentir que vas a avanzando en lo importante.

2. Actualiza tus herramientas

No intentes reinventar la rueda, actualiza al ámbito digital las prácticas efectivas que tengas en aula y digitaliza los documentos que utilizas habitualmente para realizar seguimiento a tus estudiantes. Menos es más.

3. Utiliza redes sociales

Las RRSS poseen una serie de herramientas audiovisuales que pueden ser muy efectivas para realizar diversas actividades. Por ejemplo: solicitar a los estudiantes que resuman cierto en texto en una historia de Instagram o que generen un twitter para difundir la creación de una actividad.

4. Gestiona la información

En momentos de incertidumbre se genera mucha información. Es fundamental que el docente sea capaz de filtrar la información que entrega a los estudiantes por medio de un análisis crítico y contextual.

El COVID-19 nos interpela de manera urgente a desarrollar esas habilidades del siglo XXI, tan necesarias para enseñar a distancia, motivar, evaluar críticamente la información y compartirla a través de lenguajes y canales, más cercanos a los estudiantes de hoy.


Escrito por Julio Caro, Profesor de Filosofía, Magíster en Currículum y Evaluación. Coordinador Pedagógico de la Fundación ATE SM

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