Hazlo como si estuvieras yendo de manera presencial al colegio. Establece un horario y emplea tiempo para planificar, revisar tareas, aclarar preguntas a los estudiantes, etc. 

Cuéntales cómo estás organizando tu tiempo. De esta manera no sentirás presión de contestar todo inmediatamente, tendrás menos interrupciones en los horarios destinados para tus diferentes responsabilidades y tus estudiantes dejarán de estar ansiosos por saber si has visto o no sus mensajes o entregas.

Muchos profesores, de todo el mundo, ya han hecho videos explicativos, fichas de apoyo, diapositivas, etc. de las diversas temáticas que te podían servir para diversificar tu clase con nuevo material y/o estrategia. También puedes sugerir a tus estudiantes revisar dichos videos para reforzar lo aprendido.

Cuando notes que las inquietudes se repiten de manera reiterativa entre tus estudiantes, envía un video corto (no más de 3 minutos), explicando dicha temática. Tus alumnos podrán escucharlo las veces que lo necesiten y evitarás así, responder a varios estudiantes la misma inquietud.

Al finalizar cada contenido, pregunta a tus estudiantes qué actividad les permitió comprender mejor tal o cual contenido y por qué (nivel cognitivo). Además de cuáles fueron los pasos o etapas que les permitieron llegar a realizar esta comprensión (nivel metacognitivo). Con esta práctica podrás recolectar información más profunda sobre el proceso de aprendizaje, sin el desgaste que podría suponer la heteroevaluación para nuestro trabajo docente.

En la próxima clase o guía que entregues, incluye un reconocimiento al esfuerzo que están haciendo tus chicos para continuar con la rutina escolar ¡Alentarás a tus alumnos y ellos de seguro te devolverán el gesto con cariño!

Escrito por Estela Pacheco, Profesora de Inglés, Psicóloga educacional. Coordinadora Pedagógica en SM