Jugar es una actividad humana fundamental que nos ha acompañado desde los albores de la humanidad. Niños, jóvenes y adultos juegan con diversos niveles de profundidad, desde simples juegos de palabras hasta complejas recreaciones de acontecimientos históricos, intercambio de mercancías, conquista de territorios o incluso la proyección de emociones y sensaciones. Este último caso, representado en el juego “Dixit”, es el foco de la experiencia innovadora que ha sido implementado en la escuela Santa Elena de Curacautín. 

Johan Huizinga en “Homo Ludens”, señala que el juego impregna las grandes ocupaciones de la convivencia humana, incluyendo el lenguaje, nuestro primer y supremo instrumento para comunicar y enseñar, es a través del juego que el espíritu creador del lenguaje fluye constantemente.  

Teniendo en cuenta esta característica inherente del juego y el objetivo de la profesora Millaray de Curacautín, la experiencia de aprendizaje buscó introducir el juego “Dixit”, un juego de mesa que consiste en relatar historias, conceptos u oraciones a partir de imágenes, con el objetivo de que los estudiantes de octavo básico realizaran cuenta cuentos a partir de la interpretación de imágenes, especialmente en lenguaje figurado. La profesora Millaray explicó que el objetivo era motivar la expresión oral y el desarrollo del lenguaje figurado a través de un juego, un medio atractivo y divertido para sus estudiantes.  

Además de desarrollar habilidades propias de su asignatura, jugar permitió a sus estudiantes seguir turnos de participación, fomentar la escucha y explicar las interpretaciones dadas a cada carta desarrollando las ideas iniciales. De esta manera, los y las estudiantes podían expresar emociones e ideas complejas, no siempre obvias, dando un espacio especial a la imaginación y la creatividad, fomentando espacios reflexivos y emocionales que no siempre tienen un rol explícito en la escuela. 

En palabras de la docente, los principales aprendizajes de los estudiantes con esta actividad estuvieron relacionados con: 

1. La expresión oral: Especialmente en el cuidado de los turnos de habla y el respeto al escuchar a otros, considerando que parte importante del juego es entender la idea, historia o relato de todos los participantes. 

2. El uso de expresiones poéticas: Sin miedo al ridículo, permitiendo el humor en el aula de forma empática y dinámica. 

Millaray destacó que esta actividad permitió a los estudiantes de octavo básico percibir la clase de lenguaje de manera más cercana y no solo como una asignatura distante y lejana a sus intereses. Además, la promueve como una estrategia que se puede extrapolar a diferentes asignaturas, como Orientación, e incluso en reuniones de apoderados. 

Sin duda, esta actividad ha permitido a los estudiantes conectar con sus compañeros de una manera entretenida, sin dejar de lado los objetivos curriculares que deben alcanzar.

¿y tú? ¿has usado algún jueguito de mesa en tus clases? 

Nos encantaría conocer tu experiencia. 

Para saber más:   

• Diáñez, E. & López, A. (2022). Aprender en contexto. Claves para el diseño de situaciones de aprendizaje. Biblioteca de Innovación Educativa (BIE) 

• Huizinga, J. (2016). Homo ludens. Angelico Press. 

Autor:

Equipo de Servicios Educativos SM.

Millaray González Profesora de Lenguaje Escuela Santa Elena de Curacautín.