¿Es posible calificar en tiempos de COVID-19?
Sólo basta observar nuestro entorno y ver cómo estamos llevando el proceso de enseñanza-aprendizaje para darnos cuenta que concebir la certificación de los aprendizajes como lo hacíamos previo al Covid-19 es una ilusión que sólo mermará la psiquis de nuestros estudiantes y la de nosotros, los profesores, es por esto que me pregunto: ¿es posible aplicar los clásicos criterios evaluativos en esta época de crisis epidemiológica-social?
Claramente es imposible aplicar los mismos criterios evaluativos en esta época de educación digital forzada, por lo que es imperioso reformular la forma en que se está realizando y/o cómo se realizará, específicamente, la evaluación sumativa, pues es la encargada de generar las calificaciones que permitirán asegurar la promoción de nuestros estudiante de un curso a otro, sin embargo, es necesario tener en cuenta dos elementos:
En primer lugar, es imposible realizar la cobertura curricular de un año académico normal y, para esto, ya hemos recomendado en entradas anteriores focalizar el trabajo pedagógico en las “Progresiones de Aprendizaje en Espiral” (PAE), las cuales permiten priorizar una cantidad de Objetivos de Aprendizajes (OA) esenciales para los estudiantes.
En segundo lugar, la evaluación ya no se concibe como lo hacíamos hasta el 2019, ya que este año entró en vigencia el Decreto 67, el cual unifica los criterios evaluativos para todos los colegios municipales y particulares subvencionados del país, para enseñanza básica y media, entregando una serie de lineamientos a tener en cuenta para realizar evaluaciones sumativas, sobre todo para esta época de crisis:
El artículo 9 del Decreto 67 plantea que la cantidad de calificaciones deberán ser coherente con la planificación que el docente realice, adecuándose a criterios pedagógicos dialogados con el/la UTP, por ende, si en momentos de crisis tenemos una planificación reducida, flexible y acotada, las calificaciones deberían ser reducidas, flexibles y acotadas. No podemos tener la misma cantidad de calificaciones que el primer semestre del año 2019.
El artículo 18, inciso H, plantea la misma situación. El profesional de la educación será el encargado, en base a criterios pedagógicos, de definir la cantidad de evaluaciones sumativas necesarias para lograr la promoción escolar. Y en el inciso D del mismo artículo, se establece que las actividades de evaluación no pueden sobrecargar al estudiante y su planificación debe “resguardar los espacios de vida personal, social y familiar de los alumnos”.
Si tomamos en cuenta la inviabilidad de realizar una cobertura curricular normal, más las indicaciones planteadas por el decreto 67 respecto a la evaluación, es virtualmente imposible certificar el aprendizaje de nuestros estudiantes por medio de calificaciones tal como lo hacíamos antes de la pandemia; el cambio de modalidad de clases, la forma en que se evalúa y, sobretodo, el estrés que genera el panorama mundial y la cuarentena, son los factores que sustentan esta conclusión. Dos alternativas evaluativas para estos momentos de crisis serían la sistematización de la evaluación formativa, llevando un registro cognitivo y emocional de nuestros estudiantes por medio de pautas de monitoreo, y el uso constante de la autoevaluación por tareas, la cual podría entregarnos información valiosa sobre la situación de nuestros estudiantes.
Para saber más:
PAE: una alternativa para priorizar el currículum
Metodología PAE: 5 orientaciones para priorizar el currículum
5 argumentos socioemocionales para usar las Progresiones de aprendizaje en espiral
Bibliografía:
MINEDUC. (2018). Aprueba normas mínimas nacionales sobre evaluación, calificación y promoción y deroga los decretos exentos N°511 de 1997, N° 112 de 1999 y N° 83 de 2001, todos del ministerio de educación. Santiago: Biblioteca del congreso nacional de Chile.
Escrito por Julio Caro, Profesor de Filosofía, Magíster en Currículum y Evaluación. Coordinador Pedagógico en Fundación ATE SM.