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3 estrategias para promover el pensamiento divergente

Ya empezó el año escolar y sin embrago, este 2021 lo vivimos con cierta incertidumbre y cuestionamientos sobre si podremos desarrollar o no todas las herramientas que nuestros estudiantes necesitan para lograr sus objetivos pedagógicos, socioemocionales y personales.

A pesar de lo anterior, el 2020, fue un año que nos proporcionó muchos aprendizajes en diferentes áreas. Por ejemplo descubrimos que podemos transformarnos y adaptarnos a nueva realidades y necesidades. Seguramente no fue nada de sencillo, pero nos recordó que cuando actuamos y usamos nuestro pensamiento divergente, podemos encontrar diferentes alternativas y soluciones donde “antes no estaban”.

Es por eso que este año, el desarrollo del pensamiento divergente no debe estar únicamente a nuestro servicio, sino más bien, debemos promoverlo en nuestra comunidad, con el fin de fortalecer la creatividad en nuestros estudiantes y apoderados como verdaderas comunidades educativas, encontrando respuestas a las diferentes necesidades que se nos presenten en el camino.

Pero, ¿qué es el pensamiento divergente? Según el psicólogo Joy Paul Guilford, el pensamiento divergente “es un proceso de generación de ideas mediante la exploración de muchas posibles soluciones”. El pensamiento divergente, además, nos permite ser más perceptible y respetuoso/a con aquellas ideas u opiniones que no compartimos, pero que podemos llegar a comprender logrando como efecto colateral ser más empáticos.

La gran pregunta es, ¿cómo ponerlo en práctica? Existen varias estrategias que nos pueden ser útiles y entretenidas para promover este tipo de pensamiento. A continuación te presentamos tres estrategias de gran utilidad:

Las buenas combinaciones: Muestra a tus estudiantes una plasticina o greda junto con una cuchara y pídeles a cada uno que cree tres acciones que podrían hacer con ambos objetos. Te sorprenderás con las respuestas que van a expresar. 

Promueve el optimismo: Según numerosos estudios, el sentirnos conformes con nosotros mismos, independiente del contexto que podemos estar viviendo, promueve el pensamiento divergente. Una buena estrategia para conseguirlo, es pedir a los estudiantes que al finalizar la clase o la jornada estudiantil agradezcan por algo. Al principio puede que no sea muy sencillo, sin embargo con el pasar de los días verás que se vuelve algo natural y hasta “necesario”. 

Los seis sombreros de Eduardo de Bono: Puedes comentar a tus estudiantes algún problema o dificultad que hayas tenido y pídeles que juntos la analicen usando esta estrategia. Su objetivo es permitir que todos los integrantes del equipo se expresen sin tener que sentirse censurados, observados y a su vez no se lo realicen a otro compañero, permitiéndoles de esta forma que se expresen de una manera más sana y abierta.

Te invitamos practicar esta estrategia y en muy poco tiempo notarás tanto en ti, como en tu comunidad una mayor actitud positiva, sentimientos constantes de alegría y disposición a nuevas experiencias.

Para saber más:

La teoría de la Inteligencia de Guilford 

Bibliografía:

Apellido, Nombre. (año). Título. Ciudad: Editorial.

Gerrid, Richard; Zimbrado Philip. (2005) Psicología y Vida. México. Editorial Pearson.

Escrito por Estela Pacheco, Profesora de Inglés, Psicóloga educacional. Coordinadora Pedagógica en SM

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